miércoles, 9 de julio de 2008

BIOMASA FORESTAL: UNA ALTERNATIVA REAL DE GENERACIÓN ENERGÉTICA

El alza de los combustibles fósiles a nivel mundial y nuestra dependencia energética, dada la falta de diversificación de la matriz de generación en Chile, nos ha movido, en forma bastante reactiva, a buscar “a último minuto” una diversificación que desde hace bastante tiempo estaba “a la vista” como urgente necesidad y enviándonos señales de alerta. Ya desde la “hipoteca” energética respecto del gas natural proveniente de Argentina, el que en parte es adquirido por dicho país a Bolivia”, nos encontrábamos frente a señales claras que dejaban en evidencia la necesidad de iniciar a la brevedad el estudio e implementación de otras fuentes energéticas. Hoy el tema se ha venido complejizando en un porcentaje no menor, por la necesidad de actuar en línea con niveles adecuados de compatibilidad con la reducción de CO2 y otros gases efecto invernadero. Y como todo funciona “en cadena”, uno de los factores causantes del alza de los alimentos a nivel mundial ha sido el uso de biocombustibles de primera generación, es decir, aquellos producidos a partir de raps o maíz. Ello se ha visto respaldado por un informe del Banco Mundial, según el cual un 75% del alza de precios de los alimentos en el planeta respondería a la causal indicada.

Sin embargo, Chile es un país con un sector forestal consolidado y líder a nivel mundial, del cual podría obtenerse biocombustibles de segunda generación, a partir de residuos forestales. Los biocombustibles generados por los residuos forestales tienen una enorme ventaja, dado su nulo impacto en la agricultura. Este uso de los residuos forestales y de la actividad silvícola podría cubrir un 16% del gasto energético de Chile en un año (Fuente: La Tercera, Sección Tendencias, 09.07.08). La misma fuente señala que el uso de la biomasa forestal podría llegar a significar la generación de 6,8 millones de MWH de electricidad al año. En un breve resumen del estado del arte a este respecto, "Existe en Chile una gran cantidad de biomasa forestal, la cual se encuentra en continuo crecimiento, por lo que su disponibilidad para uso de tecnologías es suficiente. Sin embargo, para elegir las regiones con mayor cantidad de biomasa, se requiere de un análisis global a nivel regional. Se sostiene que el uso integral de materia prima "es" una opción de futuro, y el uso pretendido tiene que ser compatible con otros usos del bosque" (Szarka, Praus, Berg, Besama, 2008). "Se puede concluir además que Chile cuenta con buenas condiciones para establecer nuevos empresarios, así como un sistema de otorgamiento de permisos y licencias en corto periodo, por lo que se vislumbra con poca dificultad el incorporar apoyos internacionales a esta gestión para el desarrollo energético, lo cual además se encuentra con apoyo del Gobierno Central de Chile. Por otro lado, Chile, especialmente en comparación con otros países en América Latina, tiene buena calidad de infraestructuras tecnológicas y financieras. Se encuentran elementos financieros existentes, pero se observa que faltan las entidades específicas de financiamiento de proyectos de la naturaleza tratada en este documento" (mismos autores).

De allí que resulte cuestionable dar luz verde, de partida, a proyectos como Hidroaysén – al menos bajo las características hasta hoy conocidas (solo por medios de prensa) – sin que ni siquiera este proyecto haya sido evaluado ambientalmente. La generación “hidro – energética” es un potencial natural, poco contaminante, y que elimina el factor de dependencia comercial respecto de otros países (no así de las sorpresas climáticas) -, por lo que sería una tozudez no apoyarla. Sin embargo, es el costo ambiental asociado a este proyecto, dado el entorno físico afectado, el que es percibido en forma altamente negativa por una mayoría de la sociedad chilena. Por lo mismo, el impulso de otras fuentes energéticas, como el uso de la biomasa forestal, resulta una evidente necesidad dado el fuerte impacto que tendrá en una política de diversificación de nuestra matriz energética. Mientras, desde la Región de Aysén hasta el mismo Estrecho de Magallanes, la voz única que se alza, es “Patagonia sin Represas”. En el curso de Derecho Ambiental de la Universidad de Magallanes ha surgido una recurrente pregunta: ¿por qué deben las regiones australes comprometer en beneficio de todo el país uno de sus más fuertes activos (el paisaje prístino), como relevante capital de la economía regional sustentada en el turismo, sin recibir beneficios equivalentes a cambio?,… buena pregunta, hecha por nuestra juventud regional, la que se refuerza con un segundo cuestionamiento:… ¿y si además una decidida acción de gobierno apoyando otras fuentes demuestra que las externalidades negativas de este proyecto son injustificadas precisamente porque hay otras opciones??. Nos parece que debe atenderse con atención por las máximas autoridades políticas, no solo las ambientales, estas variables. Desde luego la cuenta presidencial de la Primera Mandataria, Michelle Bachellet, el pasado 21 de mayo, dejó explícita que ésta es la apuesta como Chile – País. Contribuiremos de la mejor forma posible con las capacidades regionales a perfeccionar vías de generación que potencien las energías alternativas. Desde Punta Arenas Sergio Praus Universidad de Magallanes

1 comentario:

fcopr dijo...

Si todos nos encontraramos preocupados y ocupados en este tipo de soluciones de energias alternas, el planeta ya estuviera limpio y recuperado, ya que el solo con muy poco de nuestra ayuda se puede regenerar y limpiar.
Vamos persiguiendo estos proyectos hasta llevarlos acabo y concluir algo.
Necesitamos apoyo de los gobiernos en cambiar las leyes (como Mexico) para poder invertir en investigacion y desarrollo de energias renobables limpias.
Nosotros producimos Hidrogeno apartir del agua con grandes resulatados. Intente producir Jatropha para BioDiesel pero son muchos grupos con los que hay qye trabajar y que son de culturas muy diferentes es muy dificil pero se puede.
Saludos y felidades a ti Sergio por tu trabajo y desenpeño.